sábado, 13 de febrero de 2010

Como un timido cachorro


Una vez más, algo me recuerda a ti. Ha pasado mucho tiempo desde aquella tarde, y aún pasará mucho más hasta que yo la olvide. Fue un momento de risas, de alegría, un momento de rozar el cielo con las manos junto contigo. Ganaste ese tímido peluche que se asomaba entre los demás y, con tu eterna sonrisa, me lo regalaste. Sólo para mí, algo tuyo y mío. Él no lo hizo. También estuvimos allí, en la misma parada de esa misma feria, no mucho tiempo atrás. También ganó un peluche... pero fuiste tú, solo tú, quien me regaló ese absurdo premio a tu esfuerzo. Cuando me lo pusiste entre las manos, los dos nos reímos. Y cómo no hacerlo: Un peluche en forma de cachorro, con el pelo marrón ocultándole esos ojos negros que fueron testigos de nuestro cariño esa tarde y esa noche... Ambas tan lejanas. Le puse un nombre, un apodo cariñoso por el que siempre le reconoceríamos. Aún así, ahora, después de tanto pero tan poco tiempo a la vez, he olvidado su nombre. Igual que todo lo demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario